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Defensa personal II. Actitud

Defensa personal II. Actitud

Debe quedar claro, que todo lo que sigue a continuación, es solamente una herramienta útil para mantener la salud y la seguridad individual. De ninguna manera nadie puede creer en la existencia de técnicas infalibles al respecto, pues en el enfrentamiento real existen gran cantidad de elementos y variables que determinan la singularidad de cada caso y que hacen imposible prever su dinámica en la dimensión completa.

Cuando hablamos de defensa personal, nos referimos a un estado psicológico incorporado a nuestra rutina, y caracterizado por un estado permanente de alerta que, sin llegar a un comportamiento paranoico, permite una rápida reacción ante una situación de violencia.

Esto sería producto de meditar correctamente en formas de proceder ante imprevistos, y de ejercitar frecuentemente las técnicas que veremos a lo largo de este curso, y que deben poder ser aplicadas en forma refleja (ante una agresión desencadenada, no hay tiempo de ponerse a pensar en la respuesta más eficaz).

Pero, antes de llegar a esta instancia, cabe mencionar las "distancias" fundamentales que se manejan en un enfrentamiento callejero:

1) Distancia preventiva: es la ideal para la DP ya que permite evitar el conflicto y no produce consecuencias; por ejemplo, si caminando de noche debo pasar por un parque poco iluminado y donde sé que se reúnen frecuentemente hombres borrachos en grupos o es común que se robe a los transeúntes, seguramente al hacer un rodeo por una calle iluminada o más transitada, evité ponerme en riesgo o hacerme temporalmente más vulnerable.

Pero la defensa personal, no se refiere tan sólo a las posibles situaciones de pelea: si evito esperar al tren muy cerca de las vías (lo que no acarrea ninguna molestia adicional), quizás me ahorre que al llegar, algún apurado me empuje delante de la máquina en forma accidental.

2) Distancia verbal: esta se establece cuando uno ya se encuentra inmerso en un conflicto, y es la de negociación. Todavía está latente la posibilidad de disuadir al oponente y salir de la situación sin ninguna consecuencia, pero también puede ocurrir lo contrario: que se perciba el agravamiento del conflicto y darse cuenta de que se va a ser objeto de agresión física. Nunca se debe olvidar que lo siguiente en ocurrir suele depender del comportamiento de la víctima, es decir, de los estímulos que lleguen al agresor.

3) Distancia física: es la de contacto; puede llegar sin pasar por la distancia verbal pero, en el caso de que derive de ésta, ya se debe haber recogido información de interés del medio: cantidad de atacantes, posibles vías de escape; elementos que puedan servir para la defensa; existencia de testigos; estado emocional del oponente; puntos vulnerables del mismo, etc. Se desencadena al ser atacado o en forma anticipatoria, cuando uno por signos (nerviosidad del contrario, crecimiento de su enojo, etc.) decide atacar primero para reducirlo, o para ocasionar un daño que permitan unos instantes de distracción y poder huir.

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