Blogia
Akelarre

Para acercarnos hay que alejarnos...

Para acercarnos hay que alejarnos... Para acercarnos hay que alejarnos, o sea caminar en dirección contraria  María Ladi Londoño  Patriarcado es el sistema donde la autoridad, el poder y la decisión corresponden al varón, al cual se halla sometida la mujer bajo la premisa de que está expuesta a muchos peligros y necesita protección por su debilidad, emotividad y capacidad, es decir, por la supuesta condición de su género percibido como "sexo débil" en forma casi universal por tradiciones sociales y religiosas.  Para la o el psicólogo o terapeuta que identifica las "normas de la conducta humana con las de la conducta masculina la mujer ofrecerá en algún sentido anormalidades peculiares", como lo expresa Eva Figes. Ser mujer en el mundo androcéntrico tiene que generar problemas. El campo laboral está concebido por varones para varones, al igual que el poder estatal, financiero y social. Lo femenino llegó a constituir "complementariedad del hombre", en consecuencia, aquellas que logran ser ellas mismas saliéndose de lo decretado social y religiosamente son tildadas de raras, alienadas y enfermas que requieren tratamiento. Es más sencillo rotular a una mujer individualmente que a una sociedad. La tendencia de mirar la mujer y su condición como algo satánico, problemático, conflictivo, enfermizo, ha sido devastadora.  Por lo tanto, como fuente de la cual emerge mucha problemática femenina está el patriarcado y su influencia en todos los sectores, incluido éste de los enfoques terapéuticos, a lo que se suma el afán analítico de algunos que acentúa el riesgo de daño para la consultante impelida a ajustarse a normas antifemeninas; por si fuera poco, se encuentra además la tendencia patologizadora e interpretativa de los terapeutas en general. A nivel popular ésta ya es muy conocida: se sabe que "si la persona llega temprano a la cita se considera muy ansiosa; si llega a tiempo, compulsiva, y si llega tarde, hostil...".  Los enfoques terapéuticos, rígidos, milimétricos, esquematizadores, acríticos, asumen la realidad consecuente con ellos. Pero el problema de la realidad no es tan sencillo y, como don Juan le dice a Castañeda, "todo lo podemos tomar por cierto o no, porque ¿qué cosa es real?, ya que hay muchos mundos sobre los mundos y detrás de las sombras": A Lodi Londoño le parece que la estrategia no siempre es buscar soluciones dentro de una realidad que aprendimos a tomar por cierta sin evaluarla, sino quizás descubrir otras realidades o al menos cuestionar la primera, para lo cual el feminismo ha dado verdaderos aportes.  Marco Feminista  El feminismo, movimiento incipiente en Latinoamérica, lucha por elucidar las realidades que nos han sido dadas a las mujeres y busca hacer claridad sobre nuestros derechos y posibilidades. Una de las estrategias feministas consiste en ampliar el conocimiento crítico de la situación que nos rodea, adquirir perspectivas para poder diferenciar nuestros verdaderos anhelos de los impuestos por la tradición; es decir, apunta a un darnos cuenta de hacia donde queremos ir, potenciando el experimentar y desarrollar estilos apropiados en este caminar.  El feminismo es un estilo centrado en la mujer y sus relaciones con el entorno que busca cambios tanto individuales como sociales específicos del ámbito femenino. El feminismo como enfoque busca y posibilita cambios, produce efectos terapéuticos y humaniza la percepción de la condición de la mujer.  Relación de Pareja  Se dice en el patriarcado: La estabilidad de la familia depende, fundamentalmente, de la madurez y capacidad de la mujer, por lo tanto, ella debe cuidar de sostener este vínculo. La mujer no debe ser egoísta o pensar sólo en ella sino en los hijos y en el resto de la familia para no decidirse por una separación.  Más importante que su vivencia es la familia y el hogar para los hijos. Las mujeres como madres son causa de grandes daños psicológicos en los hijos.  Se dice en el feminismo: El vínculo de una pareja es responsabilidad de ambos; las obligaciones y el interés, así como las posibilidades, deben compartirse. Más válido que parejas sacrificadas viviendo juntas es tener personas sanas y armónicas, aunque vivan separadas.  La familia patriarcal monogámica y de cohabitación exclusiva es sólo una de las múltiples formas de unión que se dan. Una mujer sola, o con sus hijos, conforma una familia tan sana y en crecimiento como otras. La vida y la felicidad de la mujer son tan importantes como las de los hijos o del esposo. Los hijos aprenden a vivir el estilo de vida que les corresponde.  La madre como fuente de daño para los hijos es un concepto prejuiciado y masculinista.  La violación, el embarazo indeseado, las relaciones extraconyugales, el lesbianismo, la insatisfacción sexual, la reinserción al trabajo, la menopausia, la soledad, la viudez, la separación, la maternidad y muchos otros estados en la vida de la mujer son abordados por el feminismo en forma diferente de la terapia convencional, con efectos no sólo más rápidos y duraderos sino de verdadero crecimiento y desarrollo personales. El enfoque feminista busca además, acciones preventivas a los males que causa la sociedad patriarcal.  La terapia feminista concibe como asociados el cambio personal y el cambio socio-político, puesto que el primero se busca en consecución del último; se crean condiciones de interrelación igualitarias, aspecto enfatizado por el feminismo en la comunicación terapeuta-consultante por lo deteriorante que ha sido el modelo autoritario para las mujeres. Se utilizan los grupos de autoayuda en los cuales el testimonio y la vivencia personal juegan un importante papel, ya que las mujeres aprender a expresar su sentir, a compartirlo y a desarrollar confianza y seguridad. Así mismo, se relativiza el conflicto individual, enmarcándolo en el contexto socio-político. En el feminismo se afirma que muchos de los problemas de la población femenina serían mejor comprendidos si se interpretaran con esta referencia.  Hare-Mustin hace diferenciación entre la terapia feminista, la terapia no-sexista y la humanista. Para María Ladi no es tan clara la diferenciación, pues el feminismo es humanismo y ambos enfoques se centran en la persona relacionada con el entorno en el momento de cada consultante y en la transformación social. La especificidad del feminismo es la mujer consideradas con su medio ambiente y más allá de los modelos y roles tradicionales. El feminismo es uno de los movimientos más humanizados que pueda registrar la historia de todos los tiempos.  Los cambios y cuestionamientos inducidos por el feminismo han logrado que las mujeres empiecen a conquistar nuevos espacios para trabajar, estudiar y soltarse de las amarras domésticas, lo cual constituye punto de partida para otras libertades, especialmente a nivel psicológico, donde la penetración ideológica produce las mayores distorsiones, con toneladas de carga emocional que llevan a la mujer a culpabilizarse de todo lo que ocurra a la familia, a sentirse mal si se permite ser ella misma o a sacar tiempo para sí. La mujer nunca ha tenido espacio propio sino en relación con los otros.  Muchísima de la problemática femenina que hoy aborda la terapia disminuiría y quizá desaparecería con una nueva educación exenta de los prejuicios del sistema patriarcal, educación que, además de facilitarle una adecuada imagen de sí misma, le diera elementos para estructurar su idoneidad para reconocer y potenciar sus capacidades, al prepararla para aceptar sus períodos biológicos y de transición con serenidad, ajena a temores, censuras e invalidaciones.  El feminismo no es la solución mágica a toda la problemática de las mujeres, pero sí es una respuesta adecuada y humana evidentemente más eficaz que las terapias practicadas por profesionales influidos de la visión hembrimachista impuesta por el contexto patriarcal.  Es claro que las mujeres podemos entender mejor lo que nos ocurre a las mujeres y que la terapia feminista, ajena al ejercicio profesional de la profesión y partiendo de otros supuestos, da más acertada respuesta a los problemas de vida que nos ocurren.  Ficha bibliográfica: Ladi Londoño, María, Para acercarnos hay que alejarnos, o sea caminar en dirección contraria, en El problema es la norma, enfoques liberadores sobre sexualidad y humanismo, pp. 145-161, Cali, Colombia, 1989, ediciones Prensa colombiana, 187 pp.  Resumen: María de Lourdes Ruiz Pavón, 

0 comentarios